martes, 17 de enero de 2012

Inconsciente colectivo.

   El primero de enero de este año, en Buenos Aires, mas precisamente en la ruta 11, fueron captadas las imágenes de una camioneta que circulaba de forma descontrolada. Las imágenes fueron grabados por un policía que en repetidas oportunidades, y suponiendo que el conductor estaba en estado de ebriedad, pidió ayuda a sus colegas con el fin de que el conductor sea detenido para que el tráfico sea controlado. 
   
   Tras la negativa de la policía, este valiente joven decidió seguir filmando para observar que ocurría. Finalmente sucedió lo que se esperaba,  la camioneta se cruzó de carril y rozó a un taxi; este último obligó a un Fiat Palio a realizar una maniobra que lo llevó a chocar con una Chevrolet Meriva produciendo la muerte de un joven llamado Carlos Díaz. Al ver esto, el valiente policía y camarógrafo en esta tragedia, persiguió al asesino fugitivo y logró detenerlo. 
   Dentro de la camioneta se encontraban dos hombres en notorio estado de ebriedad que aguardaron acostados a un costado de la ruta mientras venía la policía.  El conductor de la camioneta, cuyo apellido casualmente era Choque, fue apresado pero, según fuentes policiales, no sigue detenido. 
   Con respecto al policía que filmaba, su nombre es Daniel Laterza y es claramente el héroe en esta historia, no solo por sus pedidos de ayuda, los cuales fueron en vano mostrando la ineficiencia de la policía, sino por la persecución del asesino y el hecho de dejar a su familia en el sector del accidente con el fin de encontrar y atrapar a este asesino al volante.  Creo firmemente que si existieran más personas con esta valentía y solidaridad dentro de la policía seguramente estaríamos más seguros. En mi opinión este joven merece un aplauso por su afán de hacer justicia aún cuando no debía hacerlo y por su desinterés sabiendo que no obtendría nada a cambio de esta ayuda que dió e intento dar. 
   Ahora bien, el accidente era evitable, no solo por la acción policial sino también por la consciencia publica. Hay un gran inconsciente colectivo en nuestro país, creemos que es divertido beber hasta " fisurar" y nos importan un rábano los demás. Pensamos que nunca nos va a pasar a nosotros, pero cuando pasa nos lamentamos. Si no pensamos en los otros, pensemos en nosotros, usando cinturón, respetando semáforos y demás normas viales, no solo ayudamos al resto sino a nosotros, a nuestras familias. Debemos pensar bien que mensaje queremos dejarles a las generaciones futuras, si el de la unidad, la salud y la seguridad, o el de la desunión, el descuido y la tragedia. 


Hasta que mueran las palabras...
La invisible 

lunes, 16 de enero de 2012

El Miedo



   El miedo es esa sensación de que te falta el aire, de que tenés un nudo en la garganta.
   Esa sensación desagradable en la que te sentís en un abismo, casi a punto de caer.
   Es inseguridad, duda.
   Es no querer correr riesgos, pero siempre los corremos.
   El que vive con miedo no siente amor, porque teme perderlo o ser lastimado.
   El que vive con miedo no ríe, porque teme quedar mal parado.
   El que vive con miedo no es gracioso, porque teme hacer el ridículo.
   El que vive con miedo no vive, porque le teme a las piedras que pone el destino.
   Sin embargo el que no lo siente, no es valiente ni temerario.
   No es héroe ni villano.
   Por que hasta el más duro de todos alguna vez sintió miedo.
   Porque sin miedo, no hay valentía.

Hasta que mueran las palabras...
La invisible... 


  

domingo, 15 de enero de 2012

La palabra y la espera.

  Para ser sincera, se claramente que la tecnología no es mi fuerte, pero también se que con unas cuantas frases puedo presentarme y demostrar como soy.  Es probable que nadie lea este blog, al cual quiero llenar con mi esencia mostrando mis ideas y sueños. 
  Yendo al grano, soy una joven, que por lo que dure este humilde espacio virtual se hará llamar la invisible, cuyos ideales pretende demostrar, a demás de algunos talentos que cree tener. 
  Dedicaré este blog a la música, a la palabra y a la investigación. Mostraré cada día un poco de mi y permitiré que quienes entren a este espacio, puedan expresarse sea cual sea su arte. 
   Me despido atentamente, sin más que una presentación, y que el destino quiera que esto dure lo suficiente como para permitirme expulsar los males que atormentan cada tanto mi mente. 
   Hasta que mueran las palabras...
LA INVISIBLE