Yo paro, por
cada vez que me designaron el color rosa.
Yo paro, por
ese compañero de jardín que amaba pintarse los labios y usar carteras del cual
tanto se burlaron.
Yo paro, por
aquella compañera de primaria que amaba el futbol y jugar con varones a la cual
compañeras le cortaron el pelo al grito de “Marimacho”.
Yo paro, por
cada hombre que debió ocultar sus lágrimas para evitar ser llamado “Maricón”.
Yo paro, por
cada vez que las madres de mis compañeras de curso insultaron a mi madre por
ser independiente, no estar casada y haber sido madre soltera.
Yo paro, por
las publicidades de productos de limpieza y alimentos que enferman las mentes haciéndonos
creer que nuestro lugar está en la cocina.
Yo paro, por cada vez que a mi padre lo llaman “Pollerudo”.
Yo paro, por la brecha salarial.
Yo paro, por cada vez que un hombre intentó explicarme algo solo por
considerar que con mi condición de mujer era inferior intelectualmente
Yo paro, por
cada vez que un docente de la UBA le descuenta un punto a una compañera por
llevar nombre de mujer.
Yo paro, por
cada videíto y foto de mujeres desnudas y humilladas que andan dando vueltas
por la red.
Yo paro, por
esa vez que a los 10 años un anciano sugirió desde un auto quitarme la ropa.
Yo paro, por
cada vez que intentaron apoyarme en el trasporte público.
Yo paro, por
cada vez que me calle un NO cuando mi ex me obligó a tener relaciones sexuales
no consentidas.
Yo paro, por
cada golpe emitido de un violento a una mujer.
Yo paro, por
cada violación que ocurre en el día.
Yo paro, por
cada mujer que muere en abortos clandestinos.
Yo paro, por
cada mujer que, como yo, se quedó callada cuando la violentaron.
Yo paro, por
cada muerta víctima de violencia.
Yo paro, por
las victimas de trata.
Yo paro, por
cada denuncia ignorada.
Yo paro, por
aquel secretario de un juzgado de familia en Avellaneda que al ver a una mujer
llorando desconsolada, golpeada, asustada y con sus dos hijas le dijo que ayuda
económica no brindaba cuando lo único que buscaba era información para
denunciar a su ex marido.
Yo paro, por
mi hermanita, para dejarle un mundo más justo e igualitario.
Yo paro, por
mis primas, mis cuñadas, mis tías y mis amigas.
Yo paro, por
cada padre y madre que hoy no puede abrazar a sus hijas.
Yo paro, por
un mundo con menos machos y más hombres.
Yo paro, por
más sororidad y menos competencia.
Yo paro, para
que todos y todas me acompañen a marchar y luchar por un mundo más igualitario.
Este 8 de Marzo, me sobran razones
para luchar.
Hasta que mueran las Palabras.