martes, 11 de febrero de 2014

Argentina: Una masa amarilla

En argentina parece que el principal medio para conseguir prensa es el sensacionalismo y la notoria competencia por tener una primicia.

Si bien es verdad que el periodismo es un ámbito competitivo en el cual ser ágil y tener conexiones te facilita el triunfo, a veces parece que la única forma de trasmitir una noticia es siendo amarillista.

Esto se ve, por ejemplo, en los accidentes de tránsito, las desapariciones de jóvenes y las muertes de figuras populares, donde se enfoca el drama desde lo más intimo, a carne viva. Esto se hace mediante entrevistas a familiares quebrados que solicitan no ser entrevistados, imágenes de multitudes conmocionadas, caravanas fúnebres, restos de un accidente, manchas de sangre en una calle o hasta rastros de balas. Esto sumado a las miles de hipótesis que hacen los periodistas respecto a un caso determinado, donde a veces llegan a inventar historias oscuras sobre las victimas porque es sabido que en nuestro país “EL MORBO VENDE”.

Tal es el caso de los Pomar, la familia que desapareció tras un viaje de placer y que fue encontrada muerta en la banquina de una ruta, tras un violento accidente.

En este caso, los medios sedientos de primicias y carentes de información, comenzaron a suponer que el padre de la familia era un ser violento que escapaba de la policía. Se lo relacionó con el narcotráfico, se lo acuso de violento y se supuso que había tomado de rehén a su propia familia para escapar de denuncias penales o de un grupo mafioso.

Como es bien sabido, nada de esto fue verdad, la familia volcó en la ruta y estuvo a un costado de la misma por días, semanas. La ultima en morir fue la esposa, quien según los peritajes forenses, se habría arrastrado en busca de ayuda, pero, al no encontrarla, murió a metros de donde yacían su esposo e hijas muertos.
Es probable que muchos piensen que los periodistas solo hacían su trabajo, pero fueron los familiares de las victimas quienes salieron a hablar y a solicitar que no se comenten más las oscuras hipótesis de la prensa.

Durante la guerra de Malvinas, por ejemplo, aun sabiendo que la guerra estaba perdida los medios se vieron obligados por el gobierno dictatorial a “reformar” las tapas de los diarios para que la masa argentina se crea ganadora.

Se hablaba de Malvinas como de un partido de futbol, “VAMOS GANANDO”, decían las tapas y esto claramente no era así.

Hacer hipótesis erróneas sobre un caso en investigación es casi tan grave como manipular una noticia. Nuestra constitución dice que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, por ende hacer acusaciones como lo que se ha contado carece sumamente de ética profesional, algo que debe ser pilar de un periodista bien formado.



Otro ejemplo de esto es la enfermedad y muerte del músico y compositor Luis Alberto Spinetta. La revista “Caras” tomo imágenes del músico en su peor estado, con una delgadez extrema, decrepito y con los rastros claros que esta enfermedad maliciosa deja en sus víctimas.

Ya de por si diagnosticarle Cáncer a una persona es necesario para suponer que está en sus horas finales, por ende si la noticia era solo de su enfermedad, las imágenes donde se lo ve padeciéndola no son necesarios para que la gente comprenda que el músico estaba a punto de morir.

El día de su muerte, los miembros de la prensa hicieron guardia en la puerta de su casa esperando a Dante u otro de sus hijos para que brindaran testimonio en este momento de dolor. Se fotografió a la familia llorando, el cuerpo siendo retirado de la casa fue filmado y reproducido en miles de canales de televisión, algo que claramente no es necesario, pero el argentino lo consume.

A demás, a modo de ejemplo también, cuando el periodista y presentador Alberto Badía falleció, la noticia fue publicada en internet una hora antes de su muerte, y por ende, del parte médico que se le da a la prensa. No se quiere decir que el medio haya intentado mentir, pero la videncia es algo imaginario y adelantarse a la muerte de una persona no es algo que sucede con naturalidad.

Otro caso de sensacionalismo en las noticias sucedió con el famoso caso de “Cromañón” donde miles de jóvenes murieron en un incendio.
La prensa mostro por todos lados un video en el cual se veia la banda tocando y solicitando que dejen de prender bengalas, en ese instante se ve como las luces se apagan, se escuchan gritos y comienza el fuego, y la tragedia.

Se mostraron imágenes de personas sacando gente de allí, de los cuerpos que yacían en el suelo ya fuera del lugar de la tragedia, los familiares y amigos lamentando a gritos desamparados sus pérdidas bajo la fría mirada de las cámaras de prensa cuyo único objetivo era capturar a las masas mostrando desde a dentro la herida de miles de familias que aún no cicatriza.

Un buen periodista no debería nunca jugar con los sentimientos de las masas que van a disfrutar de su trabajo. Una noticia debe ser clara, concisa, objetiva, real y no ocultar nada detrás, ninguna intención oscura que amenace con manipular la frágil estructura del pensamiento colectivo, una estructura que fue manipulada miles de veces.

El periodismo debe ser objetivo y mostrar las noticias sin obligar a la gente a movilizarse por cosas que tal vez no le perjudicarían de ser vistas de otro modo.

El sensacionalismo se aleja de esto ya que es la tendencia a presentar los hechos y noticias de modo que produzcan sensación, emoción o impresión.
La prensa amarillista “falsea” en cierta forma la información, resalta el morbo y banaliza la vida social, lo cual se aleja del objetivo principal del periodismo, por el cual personajes como Walsh y Cabezas han dejado la vida.

Ahora bien, esta crítica no debe ser considerada solo como tal. La intención principal de esta mirada tan cruda y dura sobre nuestros medios y nuestras masas es tratar de cambiar esto.

Para cambiar esto se propone comenzar a hacer que nuestro periodismo actual se asemeje un poco más al de las grandes figuras, que buscaban mostrar la verdad por cualquier medio que sea necesario, de forma objetiva y sin despertar sensaciones vanas en las masas.

Tenemos profesionales fantásticos, editores, fotógrafos, camarógrafos, periodistas gráficos, televisivos, productores, todos con un talento y un conocimiento magnífico, por eso es claro que se puede lograr un periodismo más sano, transparente y que no genere morbo ni miedo.

A demás, muchos niños hoy en día miran la televisión con sus padres y entre los programas más populares a la hora de cenar o almorzar están los noticiosos.

Si un niño o joven ve el amarillismo presentado en la televisión tal vez comience a sentir miedo a la sociedad o quizás hasta se torne violento, se tomaría como algo natural, tal vez hasta deje de ser considerado morboso en un futuro ver a una persona muerta por un accidente.
Si nos acostumbramos a este morbo también nos acostumbraríamos a los problemas sociales. Si vemos en la tele y en los diarios tanta muerte, sentiríamos que debe ser normal salir con miedo a la calle, y esto no debe ser así porque no todo es o blanco o negro, hay grises y nuestro deber como ciudadano es descubrirlo sin que los medios nos digan cómo debemos pensar.

El amarillismo atenta contra la libre interpretación de las masas. Las obliga a ver un hecho de una forma negativa, cruda, descarada. Manipula al espectador e intenta llevarlo como hipnotizado a una ideología que puede alejarlo de la realidad si es muy vulnerable.

Las masas pensantes nunca serán vencidas, pero para crear masas pensantes, hay que tener un periodismo transparente y objetivo, que alimente a las multitudes de verdades sanas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario